sábado, 8 de septiembre de 2012

Tríduo a San Francisco de Asís, 2012 Francisco, extiende su mano: La minoridad, un estilo de vida




 
  Lunes1 de octubre

Las manos orantes de Francisco

Salmodia

Antífona (cantada): Bendito y alabado es mi Señor, por siempre, por siempre (bis)

SEÑOR, TÚ ME SONDEAS Y ME CONOCES


Salmo 139


Señor, tú me sondeas y me conoces.
Te suena mi palabra
antes que nazca y vuele de mi mente.
Antes que abra la boca,
ya has visto tú mi corazón por dentro.

Desnudo estoy, Señor, en tu presencia.
Y tu pupila sabia y protectora,
tu luz total traspasa
mi presente y mi futuro
y ni arriba y mi abajo
y lo más alejado o escondido.

¿Dónde me ocultaré que no me veas?
¿En qué rincón del mundo y de la noche
no estarás tú, Señor, para abrazarme?

Si escalo el cielo, allí estás tú;
Si me meto en el centro de la tierra,
me toparé con tu presencia amiga;

si vuelo a la frontera de la aurora,
me invadirá tu luz, surgente y pura;
si me traslado a donde el mar se acaba,
allí empiezan tus aguas sin orillas;
si viajo a donde arranca mi memoria
o al último final de mi esperanza,
allí estás tú, Señor, allí tus ojos,
allí tu eternidad, tu amor amando.

¡Qué incomparables encuentro tus designios!
¡Qué incomparable tú! ¡Qué sin medida
son los espacios de tu cielo mío!

Desde mi ser que tiembla
y se arrastra pequeño hacia la muerte,
te pido con amor, Amor primero,
Padre sin tiempo, sol, cenit y aurora
de la vida total: Condúceme hacia ti, dentro de ti,
y guíame por el camino eterno.                                                               Gloria al Padre,…

Antífona 1: Bendito y alabado es mi Señor, por siempre, por siempre (bis)

Antífona 2: Laudate omnes gentes, Laudate Dominum (bis)

BENDITO SEA DIOS

Efesios 1, 3-14

Bendito sea el Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones
espirituales, en los cielos, en Cristo;

por cuanto nos ha elegido en él
antes de la fundación del mundo,
para ser santos e inmaculados
en su presencia, en el amor;

eligiéndonos de antemano
para ser sus hijos adoptivos
por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
 para alabanza de la gloria de su gracia
con la que nos agració en el Amado.

En él tenemos por medio de su sangre
la redención, el perdón de los delitos,
según la riqueza de su gracia
que ha prodigado sobre nosotros
en toda sabiduría e inteligencia,
dándonos a conocer el Misterio de su voluntad
según el benévolo designio
que en él se propuso de antemano,
para realizarlo en la plenitud de los tiempos:

hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza,
lo que está en los cielos y lo que está en la tierra.
A él, por quien entramos en herencia,
elegidos de antemano según el previo designio
del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad,
para ser nosotros alabanza de su gloria,
los que ya antes esperábamos en Cristo.

En él también vosotros,
tras haber oído la Palabra de la verdad,
el Evangelio de vuestra salvación,
y creído también en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,
que es prenda de nuestra herencia,
para redención del Pueblo de su posesión,
para alabanza de su gloria.                                                                                
Gloria al Padre,…

Antífona 2: Laudate omnes gentes, Laudate Dominum (bis)

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